Jean Grondin

Toda ética presupone una metafísica o una ontología, a saber, una comprensión de lo que somos, de la misma manera que toda metafísica se siente aguijoneada por un planteamiento ético del sentido y de las posibilidades de nuestra existencia

todas las ciencias son «ónticas» en cuanto remiten a un ente (o a un objeto) determinado, mientras que sólo la filosofía es propiamente «ontológica» porque focaliza su reflexión sobre el ser mismo, o el ser en cuanto ser.

Para decirlo con toda la humildad, nos está prohibido hablar en nombre de los dioses, de quienes no podemos ni siquiera saber si existen

Como este orden se halla totalmente regido por el lenguaje, el orden de los epea, como sabía ya la diosa de Parménides, la verdadera sabiduría será esencialmente retórica.

el Poema fundaría de este modo «la unidad trinitaria» entre ser, pensamiento y discurso, claramente puesta de relieve en el texto del fragmento 6, «es justo decir (legein) y pensar (noein) que el ser es (t’eon emmenai)»

Aunque apenas puede dudarse de que el poema piensa evidentemente en el mundo que nos envuelve cuando habla del ser, sigue siendo verdad que Parménides fue el primero en llamarlo «el ser» (to eon), o «es» (hōs estin), en lugar de hablar de mundo, tierra o naturaleza, como hacían sin duda los fisiólogos

el Poema disocia cuidadosamente el discurso y el pensamiento verdaderos, que se apoyan sobre el ser, de todos los discursos que se obstinan en otorgar realidad al devenir, pero que sólo hablan para no decir literalmente nada

basta tomar conciencia de lo que uno hace cuando intenta comprender el mundo y el sentido de la propia experiencia.

basta tomar conciencia de lo que uno hace cuando intenta comprender el mundo y el sentido de la propia experiencia.

metafísicas» aquellas reflexiones hueras que nada tienen que ver con lo concreto de la vida.