Mario Mendoza

Cada día avanzamos un paso más hacia el
infierno, sin horror, a través de tinieblas infames

Búscalas morenas, no hay comparación.

la vida se nos va haciendo rostro

nuestra debilidad más vergonzosa

nuestra sobreabundancia de fuerza van quedando

reflejadas en el brillo de los ojos, en la manera de torcer los labios para sonreír, en los pliegues diminutos que forma la piel en el centro de la frente, en la luz que ilumina las mejillas o en la opacidad que ensombrece de manera siniestra todo el conjunto.

Por eso en el arte del retrato hay algo de adivinanza, se trata de armar el mapa de una vida

¿Por qué llora, padre? —le había preguntado Irene aquella noche.

—De emoción, de gratitud.

Te estás sintiendo culpable.

Hace unas semanas yo no existía para ti, no respondías mis mensajes, no me llamaste el día de mi cumpleaños, nada.