Pero ¿para qué sirven los hombres? Es una pregunta que se escucha cada vez más entre las mujeres jóvenes. En nuestra sociedad compleja, el así considerado “sexo fuerte” se está revelando más bien como el más frágil. Los hombres de hoy, oscilando entre el narcisismo y la agresividad, entre la soledad y la dependencia, parecen desorientados ante los desafíos que se les plantean. El primero de ellos, la paternidad.
La autora ha estudiado el universo masculino desde una perspectiva femenina, analizando sus deficiencias y sus abundantes recursos: su reflexión es una invitación apasionada a que los hombres continúen siendo portadores de esa «potencia buena, fecunda y fecundante de la que el mundo y también la mujer tienen una necesidad extrema».