Se ve, está viendo su reflejo, él todavía está ahí, concluyó Emma Zunz para sus adentros, y el gato se volvió como si la hubiera oído y la interrogó en silencio, con sus ojos de moneda antigua.
No la siguió a la cocina, donde sí la esperaban los otros gatos, todos sus hombres. Hambrientos y quejosos, intrigados quizás por la presencia de aquel intruso o al que de alguna manera entendían que era mejor no acercarse.
Un extraño encapuchado que no distinguía los colores de los rótulos y los sombreros de las vitrinas junto a las que pasó aquella mañana, porque los había perdido la noche de la explosión. Tan solo le quedaban algunos matices de amarillo pero el azul se había extinguido para siempre, y el rojo había pasado a confundirse con el hilo alquitranado que manaba de las únicas muñecas infantiles del bloque,
Y entonces aquel hombre que de noche soñaba que volvía a encontrar las manos de su hija muerta entre los escombros, cruzó la ciudad para achicar el agua en un edificio de la parte vieja.
Elba Gutiérrezhat Zitat gemachtvor 4 Jahren
que devoraba los últimos restos de un uniforme hasta convertirlos en el mapa efímero de un minúsculo lugar que dejó de existir de pronto
Elba Gutiérrezhat Zitat gemachtvor 4 Jahren
pelaje del color de las sombras
Elba Gutiérrezhat Zitat gemachtvor 4 Jahren
cuerpo de gata blanc
Elba Gutiérrezhat Zitat gemachtvor 4 Jahren
Ruidos de la vida que precisa de la muerte en el olor caliente que chisporroteaba en el aire, pedazos de seres, materia que hervía en aceite y se retorcía con un espasmo, como si el animal fragmentado recobrara por un instante la memoria del movimiento.