Desde una perspectiva ordinaria, los seres iluminados pueden parecer locos porque no admiten componendas, no pueden ser convencidos ni sobornados mediante engaños ni cuestiones materiales, no se aburren, no buscan las emociones, no tienen miedo a perder el prestigio, no se adaptan fácilmente a las normas convencionales, no utilizan la hipocresía en beneficio personal, no hacen cosas para impresionar a los demás y no ostentan sus talentos y sus poderes por el mero gusto de hacerlo.