Mal tiempo

Los movimientos te son fáciles y piensas nuevamente que el que motive tal acción probablemente no seas tú, sino Él, aquél que te condujo hasta aquí y que se complace en verte y sentir tu ductilidad, tu alegre disposición.

el calendario marcaba lunes, en vez de viernes.

Un escalofrío le nació en la espalda y se le depositó como un sabor amargo en la base de la lengua

perdió tres años en cavilaciones cuando, según sus cálculos, solamente habían transcurrido siete horas y media.

“Basta con desear no pensar en algo para estar pensándolo todo el día”,

cierta aptitud que, al menos para mí, resulta incomprensible.

un silencio que casi parecía auténtico

allá, el calendario de abril, burlón y exánime, como un payaso muerto.

Pues teniendo ya siete reportes de impuntualidad, el octavo hubiese significado, por fuerza, una cesantía.

la tortuga avanza diez metros en diez segundos, avanzará un metro por segundo. Del mismo modo, para recorrer un centímetro utilizaría una centésima de segundo. Podríamos internarnos más y más en esta reflexión hasta que el desplazamiento de la tortuga sea nulo; en ese preciso momento en que el tiempo se vuelve indivisible y el mundo se torna intransmutable,