Lo recogí y leí el título: Devocionario ortodoxo. El volumen, medio deshecho, lo recuerdo, se abrió entre mis manos, él solo, por la página 72, que debía de haber sido leída muchas veces. Era la de la Oración por los enemigos. La primera frase decía: «Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen».