A mí me pueden forzar a saber, mas no a creer. La fe empieza justamente cuando yo tengo que elegir, decidirme por una de las posibilidades, cuando los platillos de los pros y los contra se mantienen equilibrados: entonces el sujeto que elige y pondera se pone a sí mismo, pone el peso de su existencia en uno de los platillos de la balanza. La fe no es un pensamiento del que se ha quitado el nivel de la realidad de lo pensado, sino un pensamiento incrementado con la existencialidad del sujeto pensante.