Artemisa

rás justicia a la Artemisa que hay en ti.

ece un deporte solitario, pero esto es un equipo».

a chica que no se rinde cuando los demás la tachan de inútil accede al espíritu indómito de Artemisa, que es su arquetipo. Es la misma voluntad indómita que se encuentra en la muchacha que dedica horas y años a dominar una técnica, un deporte o un arte que comporta compromiso y práctica.

Creo que somos seres espirituales con un camino humano, y que esta vida que tenemos es un viaje del alma

Cuando estas creencias penetran en la corriente principal del mundo, una nueva era (como predijeron y anticiparon las fuentes esotéricas) llegará, y será posible para la humanidad y el planeta tener paz y prosperidad.

Reconocer tu sombra enseña humildad. Significa recordar y volver a valorar experiencias pasadas y reconocer que heriste o minusvaloraste a otras personas por algo que hiciste o dijiste, o por lo que pensaste de ellas. Reconocer tu propia falta de compasión o de irresponsabilidad aporta humildad y la sabiduría que viene aparejada a ella, que es otra lección en el crecimiento de tu alma.

Nadie pasa por la vida sin sufrir. Pero quizá ahora puedes darte cuenta de lo afortunada que fuiste y posiblemente eres todavía. Cuando te des cuenta de lo afortunada que has sido, eso puede conmoverte y hacer que te sientas agradecida. Cuando la gratitud sustituye a los derechos, se asiste a un crecimiento del alma.

os Estados Unidos no han aprobado la Enmienda a la Igualdad de Derechos ni han ratificado la CEDAW (Convención en favor de Eliminar la Discriminación contra las Mujeres).

Tenemos que limitar nuestros excesos como un sacrificio para honrar a lo sagrado femenino.

Cuando una mujer que es Artemisa alcanza la mediana edad o bien la tercera edad, las energías que pueden haber pasado de su conexión con la naturaleza y los animales a una causa o a convertirse en una competidora pueden centrarse intensamente en la belleza de una persona a la que ve con su propia visión «de luz de luna». Puede retener la imagen de esta persona amada en la cueva (en la intimidad de lo más profundo de su corazón), porque no es propio de ella, una mujer que nunca se ha enamorado fácilmente, estar colada por alguien.