La igualdad política: el significado actual de la participación ciudadana

Efectivamente, la ciudadanía como forma de identidad política no puede ser neutral sino que adoptará una variedad de formas de acuerdo con las interpretaciones de cada uno de los integrantes. La creación de identidades políticas como ciudadanos de una democracia, por ejemplo, depende de una forma colectiva de identificación con una variedad de movimientos (mujeres, trabajadores, afro descendientes, minorías étnicas, ecologistas, gays, etc).

En segundo término, cabe señalar que la participación genera habilidades en los individuos y los obliga a expresar en términos públicos sus preferencias privadas. Son las ideas básicas de Tocqueville, Arendt, Habermas o Barber y constituyen el corazón del argumento demócrata participativo. La democracia no es solamente un arreglo institucional, diseñado como mecanismo de control y equilibrio, sino que también, y principalmente, es una forma de vida, una forma de vivir en común. Por lo mismo, la justificación de un sistema democrático, puede ser mayor o menor dependiendo de la adecuación del mismo a las nuevas concepciones que la misma sociedad política va construyendo. En este sentido la modernidad también ha traído de la mano la formación de opiniones y las demandas de reconocimiento de valores que se forman en un ámbito distinto del tradicional, que se conjugan entre actores que no pertenecen a los clásicos

segundo término, cabe señalar que la participación genera habilidades en los individuos y los obliga a expresar en términos públicos sus preferencias privadas. Son las ideas básicas de Tocqueville, Arendt, Habermas o Barber y constituyen el corazón del argumento demócrata participativo. La democracia

como dirán Mill, MacPherson o Dahl, ella puede maximizar las oportunidades de autodesarrollo y el autogobierno, pudiendo afirmarse que la democracia tiene un valor intrínseco. Así, la autonomía no es la condición de la democracia, la democracia es la condición de la autonomía: constituye a los individuos como tales a través de la participación.

Dentro de esta línea argumental, podemos decir que la democracia se justifica porque,

En nuestra opinión, resulta relevante el diseño institucional que es capaz de crear cada Estado, con el objeto de permitir la posibilidad cierta de participación de todos los ciudadanos. En este sentido, el diseño debe hacerse cargo del contexto social y cultural en que viven los ciudadanos, debiendo conceder legitimidad a todos los grupos de intereses que conviven dentro del mismo y posibilidades ciertas de poder expresarse libremente. Sin embargo, el interés del presente texto no es reflexionar sobre la solución institucional, sino remarcar la importancia que en este contexto adopta el concepto de igualdad ciudadana que se manifiesta a través de la inclusión y participación de la misma. La igualdad se reconoce y se ejerce, cada vez más sin mediación ni representación, entendida en la forma tradicional. La inclusión o incorporación de la ciudadanía no se produce por el mero interés en que ello ocurra, sino que requiere de varios elementos, siendo uno de los más relevantes, el contar con una concepción pluralista por parte de la sociedad que entienda que todos tienen el mismo derecho a participar en el debate y que todos deben ser escuchados desde sus intereses y posiciones. A la vez, se requiere de la satisfacción de ciertos derechos mínimos para poder poner atención sobre temas que siendo relevantes están en un lugar pospuesto frente a la necesidad de satisfacer las necesidades más básicas.

La igualdad se reconoce y se ejerce, cada vez más sin mediación ni representación, entendida en la forma tradicional. La inclusión o incorporación de la ciudadanía