Uno no puede caracterizar esta motilidad de la mirada como «actuación», pues resiste nuestros intentos conscientes de dirigirla. Aquí, una vez más, necesitamos el auxilio de textos estéticos que puedan intervenir donde nosotros no podemos hacerlo. Tales textos abundan en las imágenes visuales y retóricas que, aun antes de ser psíquicamente elaboradas, tienen las propiedades formales y libidinales de recuerdos inconscientes sumamente cargados. Son por consiguiente capaces de ocupar inmediatamente un lugar privilegiado en el inconsciente. Al mismo tiempo, están a disposición del escrutinio y el cuestionamiento conscientes.