Oona y Salinger

El amor nace de una caricia involuntaria, de un derrape no controlado.

Si la luna es redonda y amarilla como una rodaja de limón es porque la vida entera es un cóctel.

No sabemos si el psicoanálisis cura a los neuróticos, pero sí ha quedado demostrado que el arte dramático no lo hace.

Un silencio locuaz, un vacío preñado de sobrentendidos. El resto de la mesa hacía ruido de la nada, ellos tenían una curiosidad muda.

Proust dice lo mismo que Emily Dickinson en Los placeres y los días: «La ausencia ¿no es acaso, para quien ama, la más cierta, la más eficaz, la más vivaz, la más indestructible, la más fiel de las presencias?»

Nuestras vidas no tienen importancia, se hunden en el fondo del tiempo, pero hemos existido y eso nada lo puede impedir: por muy líquidas que sean, nuestras alegrías no se evaporan nunca

Navegaba sobre una alegría translúcida, a bordo de una barca neumática, con Lara de los ojos multicolores, y mis párpados parecían dos bombas de agua, siempre al borde de la lluvia

«La felicidad es un sólido, mientras que la alegría es un líquido», escribe Salinger en «El periodo azul de DaumierSmith».

Dormimos juntos la primera noche. ¿Eso es ir demasiado rápido? No: estábamos impacientes por estar juntos.

.. Cuando dos lenguas se tocan, a veces no ocurre nada. Pero a veces sí ocurre algo... Oh, Dios mío, ocurre algo que te da ganas de fundirte, de desintegrarte, es como si entraras en el otro con los ojos cerrados para ponerlo todo patas arriba.