En Objetos transicionales y fenómenos transicionales Donald W. Winnicott plasma su original idea sobre la transicionalidad en tanto tercer área de la experiencia humana, terreno que se sitúa entre el yo y el no-yo, entre el cuerpo de la madre y el del bebé; espacio de la ilusión y la creatividad primaria. Experiencia del entre que da origen a los fenómenos que se desarrollan en el campo de la cultura, del arte; en el espacio potencial que es, también, el lugar propio de la clínica.
La transicionalidad no es sólo un hilo conductor de la obra de Winnicott, sino una de las aportaciones centrales al psicoanálisis. Es explicable, por ello, que se trate del trabajo más leído del propio autor y uno de los más consultados de toda la literatura psicoanalítica.
Desde su aparición como concepto, la transicionalidad ha cobrado cada vez mayor importancia para el abordaje teórico, de tal manera que los más recientes desarrollos del psicoanálisis son incomprensibles sin esta propuesta. De la misma manera, las modificaciones técnicas que se desprenden de ella dan lugar a una clínica que, para quienes asumen sus consecuencias, es más cercana a la ética de la naturaleza humana.