la premisa inicial es diferente: sostiene que la presencia de determinado tipo de comportamiento es resultado de una secuencia de experiencias sociales durante las cuales la persona se forja una concepción del significado de dicha práctica y adquiere también percepciones y juicios de objetos y situaciones, todo lo cual la posibilita y la vuelve deseable. Así, la motivación o disposición para involucrarse en la actividad se desarrolla mientras el individuo aprende a realizarla y no antecede a ese proceso de aprendizaje. Desde ese punto de vista, no es necesario identificar los “rasgos” que “causan” el comportamiento. Antes bien, el problema pasa por describir la serie de cambios en la concepción que la persona tiene de la actividad y de la experiencia que esta le proporciona.