Nadie podrá robarnos la riqueza
de estos instantes encendidos, plenos.
Nadie podrá arrancarme la memoria
ahora que te busco y no te encuentro.
Aunque no estés, voy por tus venas mudas,
fluyo en el aire que cruza tu pecho.
Olvidarse del llanto y aceptar
que, en la separación, no existe el tiempo.