Las mujeres malas sacan emparedados y sirven más cerveza, y cuando terminamos de comer ponen discos de Frank Sinatra y preguntan si alguien quiere bailar.
y ahora quiero que me devuelvan a Irlanda, allí al menos tenía a mamá y a mis hermanos y a la tía Aggie, por mala que fuera, y al tío Pa, que me invitó a mi primera pinta,
Cuando vuelvo, está muerta en la silla, con los ojos muy abiertos, y con su monedero en el suelo muy abierto. No me atrevo a mirarla, pero cojo un fajo de billetes.
Yo le digo que catorce, aunque tengo más de cuarenta, pero no le digo la verdad porque nunca hay que decir la verdad a la gente que dice mentiras a costa de los ojos enfermos de uno.