Quizá la búsqueda de un escenario único sea en sí misma un error. También en el contexto del arte prehistórico, el desarrollo debe imaginarse no como una línea recta o una escalera, sino como un arbusto. Así, el desarrollo del conteo en la Edad de Piedra pudo parecerse más a un intrincado jardín de nudos británico que a un sendero. Más parecido a una antología de cuentos que a una novela. Las escalas de tiempo y distancia son enormes, incluso tomando las estimaciones más conservadoras, para el surgimiento y la expansión de Homo sapiens, y es perfectamente posible que, a lo largo de miles de kilómetros y decenas de miles de años, surgieran y se olvidaran —incluso varias veces— diferentes formas de contar por parte de personas que nunca se conocieron, en África y más allá.