¿Qué queremos, entonces: habituados a la lectura o aficionados a leer? Siendo que muchas cosas se dan por sabidas, bastante ganaríamos con abrir lo más ampliamente esta reflexión.
Leer libros es más una vocación y, con ello, una feliz disposición (porque estamos dispuestos a hacerlo) que una obligación que deba crearse (desde fuera) por urgencia y utilidad
Lo que desagrada de los moralizadores del libro, el saber, el conocimiento, la virtud, etcétera, es que vivan, literalmente, para imponer su moral y su religión