La cadena de hierro (La Isla del Tiempo Plus) (Spanish Edition)

—Aunque la mayoría de los parabatai son hombres, el texto de la ceremonia está sacado de las palabras que Ruth le dice a Noemí en las escrituras. O sea, las palabras que le dice una mujer a otra.

En los primeros días de la Tierra, Dios le dio a Adán una esposa. Su nombre era Lilith y como no se plegó a los deseos de Adán, la expulsaron del edén. Se apareó con el demonio Sammael, y tuvo muchos niños demonios, cuya descendencia fueron los primeros brujos. Esto enfadó al cielo, y envió a tres ángeles vengadores, Sanvi, Sansanvi y Semangelaf, a castigar a Lilith. Los ángeles la esterilizaron y la desterraron al reino de Edom, un páramo de criaturas nocturnas y búhos, donde sigue en la actualidad. Pero a veces extiende una mano para ayudar a los brujos que le son fieles.

—¡Jesse! —exclamó Lucie en un suspiro. Se apresuró a ir hacia él, con el bajo de la falda arrastrando la nieve—. ¿Va todo bien? ¿Puede verte alguien aquí además de yo?

Jesse curvó la comisura de la boca en una leve sonrisa.

—No. Parecerá que estás hablando sola. Por suerte, eso es algo bastante corriente en el Mercado de Sombras.

Me temo que es culpa mía que te hayas vuelto como eres. Dura y brillante como un diamante. Intocable.

El puro quemaba, olvidado, en la mano de Anna

El amor es un océano de tan vasto espacio
que no nada en él ningún hombre sabio.

—No voy a irme.

Anna la miró con auténtica curiosidad.

—¿Por qué no?

—Porque cuando quieres mucho algo, estás dispuesta a aceptar la sombra de eso. Aunque no sea más que una sombra.

«No busco el fuego, aunque mi corazón no es sino llama. Layla, nuestro amor no es terrenal».