Prometeo encadenado (Bilingüe)

una conciliación definitiva entre Fausto y su creador, exactamente como se supone que Prometeo, en la parte final no conservada de la trilogía de Esquilo, era restituido por Zeus al panteón divino

El doctor Jeckyll y el Hombre Invisible, dados respectivamente a conocer por Robert Louis Stevenson en 1886 y por H. G. Wells en 1897, son personajes cuya aspiración de emular el poder de los dioses acaba comportando un infierno para ellos,

Esa colisión ontológica entre fuerza vital y encadenamiento del ser en la conciencia de un límite impuesto que lo subyuga se dio muy pocas veces en el cine clásico de vocación prometeica.

el imaginario del siglo XX cuenta con una definitiva absorción cinematográfica del conflicto trágico de Frankenstein en la película Blade Runner (1982). Basada en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968),

Es a través de él, según Hesíodo, como Zeus se venga del robo del fuego, al hacerle llegar como equívoco obsequio la mujer artificial, Pandora, portadora maligna de la famosa caja de dones (en realidad, desgracias) que, pese a las advertencias de Prometeo, su ingenuo hermano destapa en un arranque de curiosidad.

Calderón de la Barca, por ejemplo, centra su drama La estatua de Prometeo (1679) en la contraposición entre el Titán y su hermano Epimeteo, figura que no aparece en Esquilo y que constituye, sin embargo, uno de los pilares esenciales de la tradición literaria que sigue la pista al portador del fuego.

Esta evolución dramática ya está contenida en la primera fijación literaria del mito, anterior a Esquilo, que es la Teogonía de Hesíodo, escrita hacia finales del siglo VIII a. C.[3]

En segundo lugar, y cuando Zeus emprenda un plan para eliminar a los hombres de la faz de la tierra, nuevamente Prometeo saldrá en defensa de estos, robando el fuego divino para ellos.

Y la quinta generación, tras él, de cincuenta muchachas,[41]

El tercero en descendencia después de diez generaciones.[29]775