Educar contra el machismo

al segmentar el mercado en función del sexo de los pequeños consumidores, las marcas pueden vender dos veces el mismo producto y multiplicar sus beneficios.

Una niña disfrazada de caballero vale, pero un niño con un vestido de princesa, ¡eso jamás!

«Cuando un niño juega a fútbol y marca un gol, puede decir: “¡Bien, he marcado!”. Cuando se divierte con piezas de construcción, puede decir: “Ven a ver la torre que he construido”. Es más complicado explicar: “Papá, mamá, hoy he vendido tres quilos de tomates”», prosigue Bénédicte Fiquet.

nadie ha conseguido encontrar jamás una relación de causa-efecto entre la presencia de un cromosoma Y y la práctica intensiva de matemáticas o de fútbol!

«Me alegro de que hayamos empezado a educar a nuestras hijas igual que a nuestros hijos, pero esto nunca funcionará a menos que empecemos a educar a nuestros hijos como a nuestras hijas», resumía la feminista estadounidense Gloria Steinem

Le mythe de la virilité, la filósofa Olivia Gazalé describe la práctica habitual en la Grecia antigua de la «pedagogía pederasta», que obligaba a los adolescentes a dejarse sodomizar por hombres adultos con el objetivo de transmitirles una virilidad indispensable.

Al nacer, niños y niñas tienen el mismo potencial

en las primeras horas de vida de su hije, los progenitores tienen expectativas estereotipadas que van a influenciar su forma de educarlo e interaccionar con el bebé

empecemos a educar a nuestros hijos como a nuestras hijas

en nuestro sistema patriarcal, son los niños quienes, a fin de cuentas, salen ganando. Pero, a la vez, son ellos, quienes, en cierto modo, son menos libres para salir de él.