Bocas Del Tiempo

Es mejor morir que perder la vida, fue lo último que escribió.

Yo, de muchacho, escribía poemas de amor. Los perdí en un tren. ¿Y quién los encontró?

Neruda

¿Se llama lujuria eso de entrar en alguien y perderse allí adentro y nunca más salir?

Y morir, ¿qué es? ¿Mi abuela se murió porque era viejita? ¿Y por qué se murió un nene más chico que yo, que lo ví ayer en la tele? ¿Los enfermos se mueren? ¿Y por qué se mueren los que no están enfermos? ¿Los muertos se mueren por un rato o se mueren del todo?

Desde el remoto mundo que fue, ellas miran el mundo que es.

¿Por qué nadie les avisó que todo iba a durar tan poco? ¿Dónde están las palabras que no se dijeron? Las cosas que no hicieron, ¿dónde están?

Dentro del libro, estaba la libertad que lo salvaba del infierno de las oficinas, o de cualquier otro tormento laboral de esos que roban las horas y gastan la vida.

Hace unos trescientos mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras, y creyeron que podían entenderse.

Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras.

Según dicen algunas antiguas tradiciones, el árbol de la vida crece al revés. El tronco y las ramas hacia abajo, las raíces hacia arriba. La copa se hunde en la tierra, las raíces miran al cielo.

ivir es una costumbre mortal, contra eso no hay quien pueda