Demian

Sentí una puñalada de sorpresa alegre con cada palabra. Conocía a la persona que estaba hablando… era Demian.

Lo seguí a él y al hombre japonés a través de la noche ventosa, por las calles oscuras. Escuché su conversación y quedé feliz por oír el sonido de la voz de Demian. Tenía el mismo viejo tono de antes, la misma confianza hermosa y la serenidad, el mismo poder sobre mí. Ahora todo iba a estar bien. Lo había encontrado.

Qué milagro fue eso para mí, saber que la imagen de mi sueño estaba viva en el mundo! ¡Había una mujer que de verdad se veía así, que portaba los rasgos de mi destino! ¿En dónde se encontraba ella? ¿En dónde? Y era la madre de Demian.

Era la imagen de mi sueño! Era ella: la figura grande y casi masculina, la cual se parecía a su hijo. Las señales del amor maternal, la rigidez y la pasión profunda en sus rasgos. Hermosa y atrayente, hermosa e inalcanzable, demonio y madre, destino y amante. ¡Era ella!

Podemos entendernos unos a otros, pero cada uno solo puede interpretarse y entenderse de verdad a sí mismo.

Pero todo el mundo es un intento de humanidad, un tiro de los dados de la Naturaleza.

La vida de todo el mundo es un camino hacia ellos mismos o el intento de un camino, el esbozo de un sendero

Pero cada persona es más que ella misma