Teatro completo

VOZ DE MUJER: Hay que vivir embriagados, mirando las embriagadoras fuentes, los pájaros y los ojos de la mujer.

JUVENTINO: ¡No tientes a un pobre arriero! Los ojos del vicio son malos. Aunque, diciéndolo mejor, son malos y son buenos, porque también los permite Dios

las leyes y los hombres lo volvieron redondo

ALTAGRACIA (con voz temblorosa): ¿Eres tú, Tomás?… ¿Eres tú…?

Nadie contesta. Fermín otea las sombras del jardín, busca con la mirada las rejas.

FERMÍN: No es Tomás… no es nadie… debe ser ella, puntual para atormentarnos.

FERMÍN (encolerizado): ¡No provoques pleitos! Eres tan estúpida como tu madre.

ALTAGRACIA: ¿Por qué te enoja ser morenito?…

FERMÍN (se pone de pie, iracundo. Baja los escalones, se dirige a las rejas, las abre): Voy a la oficina… ¡Tienes razón! Debes de ser la hija de un panadero. ¡Con lo puta que era tu madre

LELY: Aquí junto a la cama, en el suelo.

MARÍA: En el suelo la señorita tan fina. Y vosotras en el catre. ¡Dios mío, cómo da vueltas la vida! (En voz muy baja.) ¿Sabes, Verónica? Estuve muy enferma esta primavera. No podía hablar, se me vino la boca a la oreja, pero pensaba, pensaba.

HOMBRE II: La congoja se pega a la sangre y uno se queda silencio. Los animales que uno lleva adentro se aquietan y uno entra en un pecho sin ruido

DELFINA: Déjame llevar un poquito de luz adentro de mis ojos… no me dejes que me vaya en tinieblas…

Se oye el jadeo

DELFINA: Déjame llevar un poquito de luz adentro de mis ojos… no me dejes que me vaya en tinieblas…

Se oye el jadeo

hogar sólido y otras piezas en un acto (Universidad Veracruzana, Xalapa, 1958

señora en su balcón fue publicada por vez primera en la revista xalapeña La Palabra y el Hombre en 1959.