¿Por qué escribir un poemario, Ab ɨ na ñue onóiyeza, en una lengua ancestral, en este caso el m ɨ n ɨ ka? ¿Cómo cantar desde una lengua que vuela en una nube de polvo verde sin imponer las melodías y los ritmos de las lenguas aprendidas en la infancia? ¿Qué pasaría con la poesía escrita en lenguas europeas (español, alemán) si partiéramos de los géneros, temas, símbolos, personajes propios de la poesía m ɨ n ɨ ka? Estas preguntas, que sintetizan la historia de la resistencia de los pueblos ancestrales de América, fundan la apuesta de un poema cantado en tres lenguas: m ɨ n ɨ ka, alemán y español. Las lenguas se hermanan y superan la distancia entre ellas en la danza que absuelve tiempos y espacios. Las prácticas multilingües transforman la hegemonía de unas culturas sobre otras en sanación colectiva.