Despiértame cuando acabe septiembre

Si hubiera aceptado mis invitaciones a pasar al salón, a cenar con nosotros, habría descubierto que la soledad no se llena con palabras.

—Lo que necesitas es un adiós. Yo también necesito el mío, algo que mitigue esta tortura.

—No sé si quiero terminar con mi dolor, es lo único que me queda de ella.

DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

La Guardia Civil encontró la barca de Antonio abandonada a la deriva, con manchas de sangre sobre sus tablas.

La Guardia Civil encontró la barca de Antonio abandonada a la deriva, con manchas de sangre sobre sus tablas

—Desde que nacemos somos conscientes de nuestra muerte —continúa—, ¿por qué complicar lo que sucede en medio? Con tener lo necesario para vivir sin ahogos debería bastar, ¿no crees?

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No hay nada peor que recordar lo que se preferiría olvidar.

A veces, un silencio compartido acompaña más que tanta charla.