La novia de Sandro

Mi mamá no tenía tiempo siquiera de ponerse crema en las manos, pero se inclinaba sobre el fuego y tomaba un café y pensaba y pensaba.

llevaba en bicicleta, sentada en la parrillita mirando su espalda, su única blusa de seda, que lavaba cada mañana, a mano y con champú para que no se dañara la tela. Recorría el pueblo vendiendo sus alfajores.

hizo muchas cosas bien mi papá, pero fue el mejor panadero, el gerente de su empresa pobre.

Está regada la tierra de padres que creen en contra de sus hijos.

odo.

Nunca pudiste distinguir el nombre de tus creencias.

Tus amigos te decían que tu hijo era el novio del pueblo,

que se lo cogían entre cinco en la costa del río

y vos lo creías y amasabas el odio por tu hijo y luego lo ponías a leudar.

Cuando me fui de casa entendí que así era la mayoría

de las personas que se cruzaban en mi camino.

No elegían en qué creer.

Al fin y al cabo, en esta partida de justicias

e injusticias,

la muerte siempre tiene las mejores cartas.

En su casa los panqueques con dulce de leche

no duran sobre la mesa ni lo que nos dura el amor, que

Créanme amigas, merecemos mejores soledades.

Como antes de ser monaguillo y travesti fui carne crédula, le hice caso y la historia de las guerras se torció. ¡Mis tetas comenzaron a crecer!

Hay que acostarse con un hombre que condujo su auto todo el día en pantalones 80 por ciento poliéster para saber qué clase de peste es el perfume humano