Entre la personalidad y el síntoma hay una ruptura, y un psicoanálisis consiste precisamente en deshacerse de toda esa creencia del yo, deshacerse de la paranoia primitiva para acceder al nudo del síntoma y saber hacer con él.
Hacer de la personalidad el rasgo más característico de la estructura de la mente y concebir su unidad y totalidad como si fuera algo semejante a la realidad del organismo puede parecer algo obvio, pero ¿acaso es la mente una totalidad en sí misma? Por el contrario, el síntoma es el reverso de la personalidad y lo que aporta es el rasgo de singularidad de cada ser hablante. La personalidad es paranoica en la medida en que solo acentúa la unidad imaginaria y cae en el espejismo del “ser uno solo contra todos”.