Sufres por lo que te haces o por cómo eres contigo mismo.
Cada día, pasamos de una herida a otra según las circunstancias o las personas con las que nos topamos. Me he dado cuenta de que, generalmente, en el trabajo es donde sufrimos más el rechazo y la injusticia, mientras que en nuestra vida personal es donde sufrimos más el abandono y la traición.