La venganza

Vania recordaría ese día el resto de su vida: inició planeando una fuga romántica con su esposo y terminó con la ejecución de sus padres.

Dos tendrán que morir para que sobreviva un tercero

—Hace un siglo comenzamos esta batalla, tú y yo —dijo Luna Negra con voz inusitadamente tranquila—. Eso no quiere decir que la terminemos juntos.

Ariel parecía una momia caribeña!

De nuevo su vida tenía sentido. Había recuperado al amor de su vida y tenía una misión.

No podía quitarse de la mente la imagen de Ariel llorando.

«Sé que estás aquí».

Era él. La voz de Cerberus

—Hijita, eres lo único que me queda. Hagas lo que hagas estoy de tu lado. Y si alguien intenta separarme de ti, tendrá que pasar sobre mi ca… Bueno, ya sabes.

Todo lo que acabamos de decirte también lo leímos —reconoció Imogene—. Ni Ariel ni yo tenemos experiencia personal. No tenemos la facultad para entrar a Cruxos.

Una nueva vida había dado comienzo. Se abría un futuro donde las palabras siempre, siempre tenían una oportunidad en el mundo.