La pobre participación popular en esta etapa de la guerra emancipadora, el exagerado papel atribuido a las ciudades en la estrategia militar, el extremo localismo de los gobiernos criollos y sus agudas contradicciones intestinas (centralistas y federalistas, republicanos y monárquicos, radicales y moderados), junto al caudillismo, fueron los elementos principales que llevaron al fracaso, entre 1814 y 1815, de los principales focos de la insurrección, tal como sucedió en Venezuela y Nueva Granada.