Poesía sueca contemporánea

no existe ninguna suma para el dolor. Debes de aprendértela de memoria.

Al que afirmó que luchaba por nosotros, pero nos vendió para salvarse.

Quién eres sin nosotros?
¿Quién eres sin nuestros sueños
que se queman en vuestra codiciosa estufa a leña?

En los pozos negros de la religión

La clara escritura de la vida
no se pude más entender.

Ahora existe sólo la esperanza para nuestros labios delicados.

El sol puede calentar las piedras que llevas.

Pero también quemar profundas heridas
en la tierra roja del dolor.

Yo creo yo nací
en una conversación entre dos rascacielos llorosos
L

En 1983 los carteros tienen tareas nuevas.

Tú no entiendes que algo que es tan perfecto ya no funciona.