Ángeles caídos

todos estamos caminando en la oscuridad

Hay una cierta intimidad en la manera en que dice mi nombre que hace que me estremezca

—su voz callada me deja fría.

Su mirada de felicidad pura me deja sin aliento

—Tranquila. Shhh —se escucha una voz reconfortante que susurra en mi oído. Siento que se mueven detrás de mí los cojines del sofá. Luego un calor intenso me envuelve.

Sin él, estoy sola

adrenalina posterior a la pelea me ha dejado temblando

Tengo una necesidad casi irresistible de ocultarme detrás de un arbusto y enroscarme como una pelota. De apagar mis ojos, mis oídos, mi cerebro, y de quedarme ahí hasta que todo deje de existir.

La única pregunta es a quién se le infligirá el dolor.

Mi madre es más fuerte de lo que parece, y puede hacer mucho