Las instrucciones eran simples:
Encuentra un lugar tranquilo y a solas donde puedas evitar las distracciones durante unos minutos. Por ejemplo, enciérrate en tu oficina y silencia el teléfono.
Siéntate cómodamente, la espalda recta pero relajada.
Concentra tu conciencia en el acto de respirar, permaneciendo atento a las sensaciones de la inhalación y la exhalación, y empieza de nuevo con cada nueva respiración.
No juzgues tu respiración ni trates de cambiarla de ninguna manera.
Considera todo lo que venga a la mente