Una vida anterior

Pero es que yo quería ser la esposa, no quería ser la otra mujer

Una vida anterior

Leía cada palabra tan pronto como yo terminaba de escribir; y para un egomaníaco inseguro como yo, esa era la respuesta ideal.

Ruggero era capaz de hacer del mínimo evento una fiesta.

Prefiero morir, se dijo. Él,

sintió estimulantes la soledad y el frío sin viento.

­do de fumar hacía diez años.

Él le explicó que había roto la promesa que le había hecho

se sintió totalmente despierta y con ganas de un cigarrillo, aunque había dejado de fumar hacía diez años.

Se vestía bien, nunca usaba demasiadas joyas, maquillaje ni perfume, tenía una risa perfecta y un acento americano discreto,

la parte que mejor recuerdo —dijo ella. Pero luego, por miedo a que él se arrepintiera si tenía que escribir algo que no lo entretenía,