-Por favor, cuídale, Nicholas, ni se te ocurra olvidarte de darle de comer, y no le des más vino para beber, por Dios santo-me dijo entonces realmente preocupada.
-Solo fue una vez, y al gato le encantó-le contesté pinchándola.
Puso los ojos en blanco, y abrazó al gatito contra su pecho.