Carol Cornish

el amor a uno mismo por sí mismo es el impedimento para amar a Dios y a los demás como debería

toda la experiencia sólo se ha vuelto otra forma de “satisfacer las necesidades” personales. Como lo escribe David Wells, “la providencia de Dios en el mundo se reduce a lo que sea necesario para asegurar que uno tenga un buen día…” 38 se ve a Jesús como el “que satisface las necesidades” en vez del Hijo de Dios a quien debemos lealtad, obediencia, devoción y adoración.

Para el cristiano que está buscando amarse y satisfacerse, la Biblia le parecerá poco convincente e irrelevante.

La meta de la psicología es la autosatisfacción y gratificación del hombre y la Biblia refuta esta clase de ambición como inútil. Los cristianos deben buscar despojarse de su pensamiento humanista y comenzar a buscar la mente de Cristo

define la consejería bíblica como la consejería que está motivada por el amor y el profundo interés, en la que los interesados son aconsejados y corregidos por medios verbales para su bien, en última instancia, por supuesto, para que Dios sea glorificado.” 1

En la consejería bíblica somos motivadas por nuestro amor a Dios y a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Los atraemos y acompañamos para ayudarlos a amar ardientemente y servir fielmente a su Creador. No nos vemos “por encima” de nuestras aconsejadas, o como expertas. A pesar de estar entrenadas para usar la Palabra, no consideramos que ya lo hayamos alcanzado

Oramos para que Dios nos use para guiarlas a una manera de vivir más libre y santa para que nuestro Señor sea agradado y glorificado.

La consejería bíblica, entonces, es el procedimiento por el cual los creyentes buscan conocer, enfrentar, fortalecer, alentar y discipular a otros creyentes para que crezcan en su amor por Dios y su prójimo, todo para Su gloria.

1. Edificar una relación de amor, confianza y respeto mutuo con la aconsejada. Esto se logra recopilando información y buscando entender a toda la persona, no sólo un problema aislado.
2. Edificar la esperanza en su corazón de que el cambio verdadero es posible.
3. Enseñar a la aconsejada a “despojarse” de la impiedad y “vestirse” la justicia mientras que ella es renovada en la actitud de su mente y sus motivos son transformados.
4. Formar a la aconsejada para que continuamente practique estas nuevas respuestas a la vida y, por consiguiente, desarrolle una piedad habitual que se extenderá a todas las demás áreas de su vida.

La disciplina de ser una buena oyente es tan importante que se dan varias advertencias sobre esto en Proverbios 18.