Charles Dickens y otros

No ha nacido el ser que me pueda arrancar una palabra –dijo Norah– si yo no la quiero decir

No sé nada del broche, pero lo que sé es que desde que cumplí los veinticuatro he procurado por su mujer más que por mí misma: desde el mismo momento en que la vi, una pobre niña sin madre, maltratada en casa de su tío, ¡siempre la he servido a ella antes que a mí misma! La he cuidado, a ella y a su hija, como nunca me cuidó nadie a mí.

Se ha ido porque le ha herido profundamente que sospechásemos de ella