sé, sin embargo, que hay determinados análisis o juicios de obras de arte que son perfeccionistas, es decir, que quieren que las obras sean perfeccionistas. Y son estos análisis los que me sobresaltan porque, desde lo alto de esa atalaya perfeccionista, se termina haciendo colapsar el juicio moral con la fórmula clásica del veredicto judicial: culpable o inocente.
Así, el juicio moral termina mimetizando el juicio penal o criminal.