Natalia Carrero

historia que no sé si llegaré a confesar ni siquiera ante mí misma; espejo espejito, quién fue la más adicta y siguió siéndolo sin saberlo durante años, sin enfrentarse a esta mirada de globos oculares enrojecidos, ilusiones echadas a perder. ¿Cuándo comencé a beber

Me colé en el tren de cercanías para volver a casa, ducharme y proponerme no confesar nunca esa pesadilla de chica violada o ninfómana. Nunca resolvería el misterio de las bragas. No tenía ni idea de lo ocurrido pero al despertar no estaban por ninguna parte

Ese clásico de la perfecta borracha. Cada vez que se pronuncia va seguido de una carcajada procedente de tiempos de brujas, oráculos o peores elementos

alcohol conseguía soportarlo, decir sí a la vida verdaderamente deseada, olvidándome de convenciones laborales y sociales? Hay que reconocer que quienes bebemos demasiado para problematizar hasta la exasperación ideas que en realidad tenemos cristalinas en el fondo debemos de ser idiotas. Nos hacemos daño

Al llegar a casa con la lengua fuera por la ola de calor, solté los impresos y abrí una cerveza bien merecida. Había superado los obstáculos de una burocracia que nunca llegaría a comprender. Como no estaba lo suficientemente fría metí dos botellines en el último cajón del congelador

Últimamente tengo muchos lapsus, olvido recados y cosas que me piden Eva y Denís. Estoy bebiendo más de lo habitual y sin disimulo, a la vista de todas las miradas; ya no escondo latas ni vasos ni cartonajes ni chapas.

He leído que para una mujer dos latas diarias de cerveza de 33 centilitros equivalen a una copa de vino de 25 centilitros, es un riesgo alto de alcoholismo. Yo bebo más. Muchas veces me digo que no soy una mujer

Muchas veces me digo que no soy una mujer. Soy del género bebedora. Podría anotar tras cada toma mi nivel de alcohol en sangre. Pero para qué seguir complicándome

En ese momento los estudiantes duermen y sedimentan los conocimientos adquiridos, desconectan y se desintoxican un mínimo de ocho horas de dispositivos y pantallas, las nuevas adicciones

acción, imagino por escrito, pero no sigo por ahí. Un feminismo manifiestamente interseccional e inclusive esta premisa y la otra y la otra, estoy parodiándome a mí misma y a algunas más; pero mejor que me modere porque a veces parece que con las palabras que voy desprendiendo se me va tanto la pinza como a los veinte y no soy más que pura carnaza capitalista