Una Pérez Ruiz

Aunque no me crean

mi relato es hermoso.

Y la víbora que lo cantó

lo cantó al salir del pozo.

escritores que describen lo desconocido (como el proceso de descuartizar ballenas para extraer su grasa subcutánea) y logran volverlo familiar; hay escritores que describen lo ordinario (un día en Dublín) y consiguen revestirlo de novedad.

Son una bola de idiotas, así que no te resultará difícil.

eo que mi amor es lo que ha conservado el calor de su cuerpo hasta hoy.

Agotada por las emociones del día tomé un libro y me senté junto a la ventana, para tener por fin un momento de calma

El amanecer es la hora en la que nada respira, la hora del silencio: todo está quieto, sólo se mueve la luz

De vez en cuando, una fruta madura caía pesadamente.

“Yo no sé nada, el zorro es el dueño de este lugar. Y déjenme dormir, ya me tienen harta”.

En poco tiempo ya había contado hasta diez muchas veces y estaba completamente perdida.

“No debo preocuparme”, me dije. “Es sólo una pesadilla”, pero en ese instante recordé que esa noche no me había ido a dormir, así que no podía ser un mal sueño. “Qué horror”, pensé.