La rigidez del pensamiento arquetípico emerge con mayor claridad que nunca en el modelo binario del principio masculino y femenino que el estudio de Campbell sobre las mitologías del mundo manifestaba. La función biológica de la mujer es «dar vida y alimento», recitaba Campbell en una obra tras otra. ¿Qué representa la mujer en la mitología? La respuesta es sencilla: el «principio de la naturaleza», pues «nacemos de ella físicamente». El varón, en cambio, representa «el origen y los roles sociales», se nos dice en la reflexión del profesor sobre las diosas. «El padre es quien inicia en la sociedad y en el sentido de la vida, mientras que la madre representa el principio de la propia vida.» En otras palabras, la anatomía es el destino. Pero todo lo que se dice acerca de la mujer como fuente de vida y alimento se retira en seguida, ya que la mujer es también la «madre de la muerte y el sueño nocturno» al que volvemos.