Sören Kierkegaard

miedo al mundo, incapacidad de aceptar los hechos. Miedo a aceptar la tarea de tenernos que hacer juntos y solos nuestro futuro.

Todos perduraremos en el recuerdo, pero cada uno será grande en relación a aquello con que batalló.

por eso era joven, pues a quien constantemente espera lo mejor lo envejecerán las decepciones que le deparará la vida,

por eso era joven, pues a quien constantemente espera lo mejor lo envejecerán las decepciones que le deparará la vida,

No puede admitirse que sea un demente: la diversidad de sus pensamientos no está fosilizada en la eternidad de la locura.

No puedo imaginar una tortura mayor que la congoja de una inteligencia intrigante que de repente pierde su hilo conductor y que, cuando su conciencia despierta y trata de salir del laberinto, vuelve contra sí mismo toda su penetración cerebral.

Pero no, el temor no es hermoso por sí mismo si no va acompañado por el deseo de dominarlo.

Ambas cosas son igualmente hermosas a mi juicio y de las dos me apropio.

hombres, sin embargo, que sólo comienzan a gozar de aquello que poseen cuando pueden mostrarlo a los demás: hombres sólo capaces de concebir las apariencias y no la esencia, y que todo lo pierden cuando el ser interior se muestra, así como este espejo perdería su imagen, si ella se traicionara ante él un solo instante…

Son oscuros sus cabellos y el cutis transparente y mórbido al tacto; lo adivino en sus ojos. Sus ojos… No, no consigo verlos porque los ocultan esas largas pestañas, curvadas como alfilere