Cuando era chico, me gustaba coser con mi mamá, porque ella siempre estaba cosiendo. La gente se reía. Pero a mí me gustaba. Aquí nadie se reirá de ti, le digo. Anda, ayúdame a pegar estos bolsillos.
Es que no sé.
Yo te enseñaré.
Ahora nos sentamos en el porche a coser, charlar y fumar una pipa.