Juan Pablo Fusi

Menéndez Pelayo y Menéndez Pidal.

algunos ensayistas de la generación del 98 (Unamuno, Ganivet) y enseguida Ortega y Gasset, Marañón y los historiadores Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro

Carande, Vicens Vives, Caro Baroja, Maravall, Jover Zamora, Díez del Corral y otros, y a la renovación del hispanismo (Sarrailh, Bataillon, Braudel, Vilar, Raymond Carr, John H. Elliott y un muy largo etcétera)–,

El nacionalismo católico español de los siglos XIX y XX vio en los visigodos los forjadores de la unidad política y espiritual de España:

La victoria de Pelayo en Covadonga en el año 722, que la tradición nacional española magnificaría como el origen de la reconquista,

Alfonso X (1252-1284) creó las bases del derecho castellano (el Fuero Real, las Siete Partidas …),

Alfonso XI (1312-1350) –que se coronó en Las Huelgas (Burgos) como forma de reafirmación del poder regio– aprobó en 1348 el ordenamiento de Alcalá, una serie de leyes que fijaban y regulaban la administración de justicia, la organización y el procedimiento judiciales, el derecho civil, penal, municipal, señorial y territorial castellano y numerosas instituciones civiles y penales; una pieza maestra, pues, en la transformación de Castilla en un reino basado en leyes y derecho.

fomentó la cultura como responsabilidad de la corona (escuela de traductores de Toledo; el mismo rey escribió las Cantigas de Santa María y la Estoria de España)

Enrique II gobernó con las cortes (asambleas de representantes de estamentos, ciudades y villas que habían nacido en León en 1188), que reunió con frecuencia; potenció el consejo real, órgano asesor del rey en materias jurídicas y de gobierno; reformó la cancillería, el notariado burocrático del reino; organizó la audiencia (cortes de Toro de 1371) como una especie de tribunal superior de justicia;

La Alhambra, el monumento que más contribuyó a forjar el mito romántico decimonónico de España como país exótico, embrujado y oriental