Francisco F. Micol

Murcia, 1961La trayectoria narrativa de Francisco F. Micol tiene su comienzo a muy temprana edad. El centro Ruiz de Mendoza, colegio donde asiste en su ciudad natal, estaba constituido por un marco docente inigualable. Así, la insigne figura de don Francisco Martínez Mirete (alumno de Dámaso Alonso, poeta de la Generación del 27), influye decisivamente en su forja como narrador.La literatura y la música constituyen dos pasiones que el autor cultiva durante toda su vida. Los primeros ejercicios de redacción, como tareas escolares, darán paso a una colección de relatos que en 1973 serían publicados por la revista “El Escudo” de ámbito regional. Durante 9 años, Micol continuó bajo la tutoría docente de su maestro, quien le instruyó también en los ámbitos poéticos y dramatúrgicos.En 1977 ultima su colección de relatos intitulada “Cuentos de la ciudad”. Decidiendo que la prosa sería el medio más gratificante para expresar y narrar sus ficciones, surge su primera novela breve: “Perro del Sur.”La literatura latinoamericana, y en concreto la figura del uruguayo Juan Carlos Onetti, servirán de eje para afianzar sus obras posteriores que escribe por puro amor a la narrativa.En otoño de 1981, Micol se traslada a Sevilla para continuar sus estudios de música e iniciar la carrera de órgano. Siempre compaginando los sonidos con la literatura, en la ciudad hispalense concreta su ciudad imaginaria, “Montemayor”, que ya había usado desde los comienzos de su narrativa.Su relación con don Francisco Martínez Mirete, pese a la distancia, continúa siendo fructífera y alentadora. En 1982, Micol envía a su maestro el manuscrito de la novela breve intitulada “Contradanza”. La obra es acogida en Murcia con verdadero entusiasmo y es entregada a don Victorino Polo, catedrático de literatura contemporánea.El recién llegado don Pedro Guerrero, catedrático de filología hispana, tiene a bien leer el manuscrito y los tres catedráticos instan a Micol para que edite sus obras. El proceso va demorándose año tras año ya que el también estudiante de música ingresa en el “Taller Renacentista” dirigido por don Rodrigo de Zayas y su esposa, Anne Perret.Fiel a una vocación silenciosa, como adjetivó don Victorino Polo, Micol continúa escribiendo sin el menor ánimo de publicación.Hacia finales de 1985, envía a su maestro el manuscrito de una novela que ya había fraguado con anterioridad, vislumbrada inicialmente como novela breve: “Todos los nombres en Palo Santo.” La obra suscita admiración y así mismo un cierto desencanto por parte de sus maestros que insisten en la edición de la misma.En el año 2009, por fin, bajo el sello “Entrelíneas Editores” edita la novela breve “Nunca fuimos a Lobezna.” Con muchos escollos y tribulaciones, la obra es muy bien acogida.Aconsejado siempre por sus mentores, vuelve a editar bajo el sello “Ediciones Osiris” dos nuevos títulos: “Historia para una fotografía” y “A un difunto desconocido (2012.)”En la actualidad, atesora una veintena de obras, de las cuales buena parte de ellas serán publicadas y reeditadas por “Editorial Amarante.”
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