Ferran Gimeno Pérez

En primer lugar, evitaremos posturas que resulten forzadas o antinaturales, ya que acabarían afectando el sonido de nuestra voz.

Nos pondremos de pie y derechos.

pelvis no debe moverse hacia atrás; más bien debemos tener la sensación de que está ligeramente desplazada hacia delante.

Los hombros no deben elevarse. Los mantendremos en una posición más bien baja y relajada, sin que se inclinen hacia delante.

Siempre extenderemos la nuca de un modo natural, con la sensación de que la cabeza descansa en el extremo superior de la columna vertebral.

La mandíbula estará completamente relajada.

La sensación óptima es notar que la mandíbula «cuelga bajo las orejas»

dientes estarán un poco separados, mientras los labios se cierran suavemente.

Recordemos las dificultades que se nos presentan para comprender las palabras cuando escuchamos a alguien que habla sin separar los dientes.

Finalmente, hay que impedir por completo gestos extraños de la cara tales como fruncir el entrecejo, levantar las cejas o cerrar los párpados. La práctica de los ejercicios no implica la alteración de la expresión de la cara involuntariamente.