Ollin Velasco

hay algunos elementos en la naturaleza que no se pueden dejar de observar, como el mar y sus ondas, como el fuego en lo oscuro, como Maluma Baby

El reguetón es lírica pero también épica

Están enamorados de mí, de mí,
están asustados desde que salí.
Tranquilo, papi, seguiré allí,
si con 23 el culo les partí,
no los dejaré dormir.

La idea de que el vulgo inculto habla mal ha sido difundida y alentada desde

el poder político y educativo para facilitar que los hablantes de variedades

lingüísticas no estándares las abandonen y se sumen a los modelos de habla

considerados cultos.

Ahora advierten que la forma correcta es haya y que no debemos de usar el cada vez más popular haiga. Lo que antes era considerado culto puede después considerarse vulgar.

Detrás de esta obsesión por corregirle al otro su forma de hablar y su forma de escribir existen grandes dosis de clasismo y discriminación.

Hay que recordar siempre que las lenguas no se regulan, las lenguas se autorregulan.

Una historia de trance, de apropiaciones, de agenciamiento, de movilidad social y económica, de migraciones, de disputas por el territorio, la lengua, los géneros y los ritmos, además de interraciales, pues, “el reggaetón se ha revelado como un símbolo potente, y también prominente, para formular nociones de comunidad”.[3]

s decir, no sorprende que La Sista se vincule con símbolos, ritmos y estéticas autóctonas afrocaribeñas, en una cultura a todas luces urbana y digital, atravesada por los indios taínos; esta relación de identidades, caótica si se quiere, se entiende como diaspórica en tanto se vive como dispersada, masiva y colonial, en una relación de poder-resistencia, hegemonía-contrahegemonía que se hace visible reivindicando el lazo con lo cimarrón. En este sentido, lo que se leería como globalización, o intertextualidad, en La Sista es diáspora: un lugar del que se salió (simbólica o físicamente) o que los ancestros habitaron, y la habitación de un nuevo lugar que se apropia culturalmente

Este movimiento, el del reguetón, abarcará al resto de América Latina de punta a punta y habrá de llegar... de regresar, para decirlo con propiedad, a Estados Unidos y el resto del mundo reconvertido identitariamente como latinoamericanizado, aun cuando está inscrito en una tradición mucho más amplia de ritmos, incluido el hip hop, y como autóctono, aunque su producción sea eminentemente digital.