El viejo Merlín de las historias de Bretaña hace posada en Galicia. Allí llegan las gentes en procura de sus saberes mágicos. Un conjunto de historias y presencias que surgen de las crónicas del medievo, de las leyendas gallegas y bretonas, creando un retablo de gentes hermanadas en el gozo vital con la carga de humor que conviene el hecho de vivir. El pazo lucense de Miranda, rodeado por la antigua fraga de Esmelle, viene a ser el lienzo de fondo de estas breves y maravillosas historias, Se trata de la posada gallega de don Merlín, en la que se juntan todos los caminos del trasmundo. Cunqueiro nos presenta al mago en su vejez, todo vestido de negro, con barba blanca y bufanda colorada. Gentes de las más lejanas tierras y de los países inverosímiles de la invención llegan a Miranda en busca de la ciencia del sabio Merlín: El flautista Maese John Flute; Elimas, el mago algarivo; El relojero Mosiú Simplón; Cobillón, el demonio perfumista. Un niño, paje de Merlín, va contando las sorprendentes historias que en el pazo mirandés acaecen. Los relatos valen por sí mismos, y de sobra, para acreditar la maestría narrativa del escritor. El quitasol y el quitasombras, La princesita que se quería casar. El reloj de arena, o La sirena Griega, llenos de savia cromática, rezumando lirismo y fino humor, revelan a un artista del mejor decir en prosa Gallega.