No se atrevía a esperar nada, a desear nada. Se contentaba con cruzar las manos y pronunciar en voz baja la plegaria del carretero:
—¡Señor, Dios mío! ¡Permitid a mi alma llegar a su madurez antes de ser segada!
Beth Luriiahat Zitat gemachtvor 6 Jahren
Es el amor. El amor de las almas, junto al cual el amor de los hombres no es más que un débil reflejo y que de nuevo, como en el lecho de muerte de Edit, lo subyuga.